La escritura académica cumple un rol preponderante dentro de la formación profesional en ciencias de la educación. Por esta razón, la presente electiva tiene como objetivo facilitar a los licenciados en formación suficientes herramientas lingüísticas y textuales que les permita afrontar el mundo de la escritura académica, habilidad necesaria para expresar ideas, reflexiones y posturas críticas frente a un estado de la cuestión o situación problema.
Con todo, no se trata de que el educando aplique la escritura como recurso para el desempeño de su ámbito universitario, sino también para que sepa articular las propiedades de la redacción en sus actos discursivos diarios. De hecho, para que asuma con rigor y pericia, el campo de la publicación científica.
- Docente: Alexis Francisco Uscátegui Narváez
Electiva producción de textos científicos: orientado a mejorar la redacción académica de los estudiantes universitarios
- Docente: Esmeralda Vallejo
Esta materia se orienta a la formación en investigación y docencia, articulando la práctica pedagógica y la reflexión sobre la experiencia.
- Docente: Esmeralda Vallejo
Un texto científico es una producción escrita que aborda teorías, conceptos o cualquier otro tema con base en el conocimiento científico a través de un lenguaje técnico especializado. Los textos científicos surgen como resultado de una investigación.
- Docente: Martha Lucia Mejia Peña
Dentro de la fundamentación teórica del programa de Licenciatura en Ciencias Naturales y Educación Ambiental, se propone la reflexión crítica del hecho educativo y pedagógico desde la comprensión del fenómeno social y afectivo, como manifestación cultural, política, relacional y de lógica e interacción (Apple, 2019), lo que establece el continuo diálogo entre cuatro elementos fundamentales de las relaciones humanas:
El segundo, lo afectivo desde las implicaciones emocionales propias de la naturaleza del hombre y su organización social, el cual se ha postulado de similar forma que la idea anterior, eso quiere decir, como cuestión procesual, sistémica, pero que data sobre las relaciones que se establecen desde las primeras etapas de desarrollo (Mansilla, 2000; Ausubel y Sullivan, 1983; López, Etxebarria, Fuentes y Ortiz, 2001; Piaget, 1968b y 1973). Lo anterior, implica el estudio dedicado de todas aquellas manifestaciones fisiológicas propias de la condición humana natural, pero de igual forma, de aquellas representaciones que se configuran en su vínculo con la sociedad (relaciones humanas) y los primeros sujetos manifiestos de ella (Pérez, 1994; Pollock, 1990 y Mansilla, 1999; Bowlby, 1951 y 1979). En esta medida, comprender el hecho de los vínculos afectivos a edades tempranas es sustantivo para el entendimiento de las particularidades que componen el ser y sus prácticas, ya que determina las capacidades cognitivas, morales, conductuales y sociales que perfilarán principalmente el desarrollo de los afectos. Así las cosas, es necesario analizar y reflexionar sobre las principales teorías del desarrollo afectivo, como las propuestas por Erickson, Piaget y Sears (Maier, 1968, Piaget 1968a), de similar forma, las fases evolutivas y las características de la afectividad infantil, la idea de inteligencia emocional (Goleman, 1999 y 2002), las emociones, el periodo de adaptación y en sí el desarrollo afectivo y el pensamiento complejo (Morín, 1990).
El tercero, la pedagogía, se plantea como una reflexión continua de la acción formativa, en donde intervienen las experiencias (Dewey, 2010; Sáenz-Obregón y Zuluaga, 2004; Montenegro, 2016 y 2017), las situaciones históricas y contextuales que las referencian en una idea de nación, humanidad, conocimientos, disciplinas, formas de ser y hacer (Albán 2009; Mejía, 2008; Santos, 2003; Walsh, 2013), el sentido ético en relación con las interacciones sociales y culturales (Ramírez, 2008) entre otras. Así las cosas, formarse para la profesión docente implica asumir la pedagogía como saber fundante, que se direcciona en la dupla saber disciplinar y saber científico, para la lectura crítica de las realidades y los fenómenos que las componen y determinan, es decir, la promoción emergente de un encuentro de saberes (Freinet, 1972 y 2001; Gvirtz, 2000; Luhmann y Schorr, 1996, 1990, 2000).
Finalmente, el cuarto, la inclusión, que para Habermas (1998, 1999) implica un reconocimiento tanto de los movimientos – colectividades como de las representaciones de la idea de emancipación orientadas desde la comprensión de las diferencias indistintamente de su tipología y prácticas, las cuales deben ser superadas principalmente en escenarios como el pedagógico (Araya, 2011). La cuestión sobre la inclusión y exclusión son ideas de una tradición importante y considerable en el ámbito sociológico, que recientemente se han ubicado en escenarios de política pública, en gran medida, a la resignificación de la condición humana actualmente vigente, justo allí hay un mayor énfasis de esta idea en los procesos educativos, pedagógicos y formativos (Mascareño y Carvajal, 2015). De este modo, atender los principales enfoques de la inclusión – exclusión desde las principales teóricas sociológicas, sistémicas, a la luz de las nuevas desigualdades presentes en el ámbito educativo perfila la comprensión de las distintas situaciones interrelacionadas de inclusión y exclusión (Atkinson y Davoudi, 2000; Echeita y Sandoval, 2002; Ainscow, Hopkins, Southworth y West, 2001; Carusso y Dussel, 1996; Colom y Mèlich, 1994; Donald, 1992; Foucault, 1977; GarcíaCanclini, 1990; Luhmann, 1998, Labraña, 2014, García- Blanco, 2012).
- Docente: Luis Alberto Montenegro Mora