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La acuacultura, cuyo origen se remonta al siglo V a.c. en China, etimológicamente significa cultivo del agua y hace referencia al cultivo de organismos acuáticos bajo condiciones controladas por el hombre hasta su cosecha, procesamiento, comercialización y consumo, lo que involucra el uso de métodos y técnicas para el manejo y control de los recursos vivos cuya fuente de vida es el agua. 

El agua, sin lugar a dudas es el recurso natural más importante del mundo porque sin ella no podría existir la vida y a diferencia de muchas otras materias primas, no tiene sustituto en muchas aplicaciones.  En el caso de organismos acuáticos, cualquier característica del agua, afecta de un modo u otro, el comportamiento, la reproducción, el crecimiento, los rendimientos por unidad de área, la productividad primaria y el manejo de las especies acuáticas, por esto, son denominadas variables de calidad de agua. 

Desde la acuacultura, la calidad del agua sería abordada a partir de dos puntos de vista principales. El primer punto de vista hace referencia a la calidad de agua que se necesita para cultivar un organismo acuático en  particular, ya que de ello depende la producción, siendo uno de los factores importantes a controlar de acuerdo a ciertos parámetros específicos e inherentes a la calidad del agua, con el fin de conocer las condiciones ecológicas que hay en los estanques y los procesos que allí se realizan, teniendo en cuenta que como fuentes de un estanque se encuentran de manantial, río, embalse, laguna, pozo y tanto su calidad como su cantidad varía.  El segundo punto de vista, se enfoca a considerar la acuacultura como actividad humana que abarca un proceso productivo y que como tal, necesariamente produce desechos que serían considerados como agua residual.  La normativa nacional ambiental pone de manifiesto que es responsabilidad de toda persona que maneje un proceso productivo, tratar las aguas residuales derivadas de éste que le permitan estar dentro de unos valores máximos aceptables. 

 Son todas estas consideraciones nombradas anteriormente, una innegable justificación para que se aborde la calidad del agua desde un punto de vista químico,  enfocándose en las bases explicativas fundamentales y en las técnicas de laboratorio para realizar una buena caracterización y tomar una decisión de acuerdo a su tratamiento.

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