La interdependencia económica entre los países, que en las últimas décadas se ha incrementado gracias a los avances en las tecnologías de la información y comunicación, a la reducción de las barreas al comercio y de los costes de transacción, se ve reflejada en el crecimiento constante de las exportaciones e importaciones mundiales y en el flujo de capitales entre las naciones. Hoy en día un gran porcentaje de la canasta de bienes y servicios que consume un habitante de cualquier país está compuesta por productos procedentes de otras latitudes.